¡Nosotros recogemos metales!...

….para ayudar a la Pachamama. Estas fueron las palabras de Andrea tras ver a una amiga tomar un refresco en una lata de aluminio. Yo ante la situación sonreí y le explique a mi amiga lo que a continuación les voy a contar.

Nosotros obligados por diferentes circunstancias tuvimos que dejar nuestro país y con ello muchas cosas más, incluyendo un buen trabajo… llegamos a Miami solo con nuestros ahorros para vivir hasta que lográramos tener un permiso de trabajo (que no se obtiene de un día para otro). 

Dada la situación comenzamos a pensar en las maneras que teníamos a la mano para general algo de dinero y no comernos los ahorros en un dos por tres.

Los primero que comenzamos hacer y esto gracias a la asesoría de Rory, una Mamá Contemporánea, fue a monetizar el blog a través de publicidad a productos después de conocerlos y probarlos.

La otra manera que conseguimos de general algo de dinero extra es la razón por la cual quise hacer este post aprovechando el Día de la Tierra, para contarles que somos oficialmente unos recoge metales… Sí y no sientan pena por ello porque para nosotros ha sido algo hasta educativo.

Comenzamos tímidamente recogiendo latas de aluminio hace como un año, y a medida que llenábamos cajas de latas lavadas y aplastadas, Alejandro papá comenzó a leer al respecto (como con otras cosas, hay un cumulo muy rico de información en internet, hay toda una comunidad de scrappers –nombre que se les da o toman en Estados Unidos- muy generosos a la hora de compartir información), y así poco a poco nuestra recolecta se fue diversificando a todo tipo de metal y aparato electrónico e incluso electrodoméstico. En paralelo el conocimiento e interés de los niños por estas cosas fue aumentando constantemente y se sigue incrementando al día de hoy.

Si les soy sincera no hemos hecho a lo largo de este año más de 200 dólares con este “trabajo”´; para realmente impactar nuestras arcas y tomarlo más como negocio que como hobby, necesitaríamos no simplemente recoger lo que encontramos en nuestro camino normal de ida o venida a casa, sino salir todos los días a propósito en un vehículo tipo camioneta. Pero si les puedo decir con propiedad que mi familia y yo descubrimos un mundo muy interesante y sabemos ahora mucho más de metales ferrosos, no ferrosos, sus diferentes propiedades, pesos y densidades, cómo y por qué (y esto es algo para mí de lo más increíble de entre las muchas cosas que no pensábamos aprender) tienen diferentes precios según el tipo y la calidad y como su “ocurrencia” en la naturaleza se relaciona directamente con su presencia en las calles de las ciudades -por ejemplo el hierro es uno de los metales más abundantes en forma natural y consecuentemente hay muuuucho hierro por allí… y su precio es bajísimo; justamente toooodo lo contrario sucede… ¡con el oro!- también hemos aprendido sobre tablas de circuitos, tipos de cables, y un largo etcétera; pero además sobre cómo, que y donde reciclar y en fin mil maneras de ayudar al planeta.

No me siento apenada por contarles esto (y ustedes no estén tristes por nosotros), tampoco hoy día me da pena cuando ando por la calle y me doblo a recoger una lata/perno/ o hasta una tv (o una calefacción a gas de los años ´50… una de las cosas más locas que hemos encontrado) u otra cosa que creamos podemos vender y, ayudarnos así sea a comer un helado un domingo con los niños.

Este es mi post de regalo al Día de la Tierra.

Saludos muy afectuosos,

Andreina Boudewyn.